lunes, 15 de junio de 2009

El mundo tiene menos árboles y está más seco

Declaraciones del director de la CARDER, Alberto Arias Dávila, a propósito del Día Mundial de lucha contra la Desertificación y la Sequía


Ocho millones de hectáreas son deforestadas cada año y 250 millones de personas sufren los efectos de las sequias, ha dicho el director de la CARDER, Alberto Arias Dávila, al conmemorarse este 17 de junio el Día Mundial contra la Desertificación y la Sequía, designado así por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1994.

“Desde cuando la ONU llamó la atención sobre la desertificación hace tres lustros, no ha sido posible atajar esta práctica, que ha afectado zonas estratégicas para la regulación del clima y la protección de la biodiversidad como el Amazonas”, anotó Arias.

Las regiones que más deforestan en el mundo están en África, donde se pierde cada año el 0,6% de su superficie forestal y en América Latina, donde las pérdidas alcanzan el 0,51%.

“El caso de Colombia es muy grave, dado que la deforestación supera las 100.000 hectáreas anuales y las acciones de reparación sólo llegan a las 30.000 hectáreas al año, lo cual marca un panorama oscuro para el medio ambiente y la calidad de vida de las personas”, indicó Alberto Arias.

Recordó, que la desertificación agota la oferta hídrica, daña el suelo y afecta el desarrollo humano, y ella se presenta porque es un negocio muy rentable, que genera operaciones anuales multimillonarias. Se sabe que en sólo madera en rollo, se cierran negocios por 400.000 millones de dólares y gran parte de ella es obtenida de manera ilegal y con explotaciones inadecuadas.

“Se debe reconocer que hay avances en la consolidación de bosques plantados con fines industriales, además de que se están promoviendo los bosques modelo y programas de gobernanza forestal, en los cuales está involucrada la CARDER”, dijo Arias Dávila.

De otro lado, con relación a las sequías, estas seguirán afectando a más comunidades pobres, especialmente aquellas ubicadas en el continente africano, donde también se han reducido las tierras de secano.

“Es claro que el cambio climático hace que algunas regiones del mundo empiecen a sentir el incremento de la evaporación, el cambio en la frecuencia de las lluvias, la disminución de las escorrentías, la poca disponibilidad de agua y la aparición cada vez más frecuente de las sequías”, señaló el director de la CARDER, quien comentó que cada año cerca de 250 millones de personas se ven afectadas por este fenómeno.

La preocupación mundial por las sequías, es que generan grandes riesgos para la calidad de vida de las personas, especialmente los relacionados con las dificultades de acceso a la alimentación, la aridez de los suelos y la aparición de enfermedades relacionadas con la ausencia de agua. Una sequía hace que los ingresos de las familias disminuyan, porque se pierden las cosechas y los animales y se desvalorizan los bienes. Las sequías afectan muy especialmente a las mujeres, que ejercen como cabeza de hogar y deben recorrer largos trayectos en busca en agua para asegurar las labores domésticas y la cocción de los alimentos.

“En esencia, todas estas variables nos muestran un cuadro de pobreza persistente, que incluso se agrava en algunas regiones del mundo, donde luego de pasadas las sequías se presentan grandes inundaciones, que impiden que las comunidades puedan recuperarse”, concluyó Arias Dávila.