La utilización de musgos y líquenes para la elaboración de pesebres y árboles navideños es un atentado contra la naturaleza y causa gravísimos daños al entorno ambiental, dijo el director de la CARDER, Alberto Arias Dávila
Arias señaló que algunas tradiciones afectan los recursos naturales y alteran los ciclos de los ecosistemas, muchos de los cuales requieren de varios siglos para conformar una sucesión ecológica que le da sustento a la vida.
“Cuando las personas dañan su entorno, están atentando contra su propia seguridad”, dijo el director de la Corporación Autónoma Regional del Risaralda, al recordar que el musgo previene la erosión, porque regula las aguas de escorrentía y retiene la humedad. En las ciénagas, por ejemplo, estabiliza el suelo y lo enriquece con nutrientes para que otras especies se beneficien de ellos, mientras que en los páramos actúa como esponja controlando el flujo de humedad en los suelos
Los pesebres y árboles se pueden elaborar con material reciclable o réplicas de plástico, sin que las tradiciones navideñas se conviertan en una razón más para que las personas afecten el equilibrio natural, puntualizó Arias Dávila.
lunes, 17 de diciembre de 2007
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