viernes, 17 de octubre de 2008

Sigue creciendo el hambre en el mundo

Pronunciamiento del director de la CARDER en el Día Mundial de la Alimentación

En Risaralda el 33% de los niños menores de 10 años tienen problemas de desnutrición global



Cerca de 930 millones de personas en el mundo sufren de hambre, de acuerdo con los informes divulgados por la FAO. Esto significa que en el último año ingresaron al club de los más pobres alrededor de 70 millones de personas adicionales. La razón de este incremento en el número de hambrientos en el planeta se debe al alza inusitada de los precios de la comida.

América Latina también hizo su aporte a esta dramática realidad, al agregarle 6 millones de personas a la lista de pobres extremos, que ahora suman 51 millones de personas, según cifras del Observatorio del Hambre de la FAO.

Ha quedado comprobado que cerca de 82 países no están en capacidad de autoabastecerse alimentariamente y dependen de las importaciones, las cuales están escaseando por dos razones esenciales: la primera, porque los países productores han restringido los negocios con el exterior para proteger la seguridad alimentaria interna y, segunda, porque los precios han subido exageradamente.

El aumento de los precios de la comida en los dos últimos años ha oscilado entre el 35% y el 70%, lo que ha conducido a que millones de personas no estén en capacidad de adquirir el mínimo básico para su nutrición, y que incluso, los programas mundiales de asistencia alimentaria de emergencia hayan tenido que recurrir a los donantes internacionales para evitar una reducción drástica en la cantidad de raciones que distribuyen diariamente alrededor del mundo.

Al celebrarse hoy el Día Mundial de la Alimentación, el director general de la Corporación Autónoma Regional del Risaralda, Alberto Arias Dávila, dijo que hay cinco elementos que están atentando contra la seguridad alimentaria: Los alimentos se convirtieron en commodities bastante apreciados en la especulación bursátil de futuros; hay un crecimiento de la demanda por parte de 650 millones de chinos, hindúes, mexicanos y brasileños que han visto multiplicar sus ingresos; el cambio climático ha afectado las cosechas de cereales, leguminosas y granos; subieron los costos de los fertilizantes; y muchas biomasas básicas en la alimentación humana se destinan para la producción de etanol.

Estas cinco variables han presionado al alza los precios de la comida, lo que ha originado no sólo el regreso a la miseria de millones de personas, que habían logrado mejores condiciones de vida gracias a las políticas públicas orientadas al cumplimiento de los Objetivos del Milenio, sino que han acelerado la inflación en muchos países y contribuido a la crisis financiera que hoy afecta al mundo entero.

En el caso colombiano, la situación ha sido dolorosa. Entre 1998 y 2002, murieron en el país cerca de 40.000 personas por desnutrición, una cifra que en términos relativos fue bastante similar a lo que ocurría en África Subsahariana, convirtiendo a Colombia en la séptima nación latinoamericana con más hambrientos.

El dato más reciente sobre el hambre en Colombia lo entregó la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional realizada en 2005, en la que se afirmó que el 40% de los hogares estaban en inseguridad alimentaria.

“Si estos datos agregados son deprimentes, cuando se miran las estadísticas relacionadas con los niños menores de cinco años, entendemos que la crisis colombiana es de una dimensión extraordinariamente grave, ya que el 20% de ellos padecen hambre, lo que implica que la mayoría de estos niños (60%) tengan desnutrición crónica que se refleja en su baja estatura, que otros (32%) tengan desnutrición global que se hace visible en su bajo peso, y que existan aquellos (8%) con baja talla”, dijo Arias Dávila.
El Director de la CARDER, manifestó que para el caso de Risaralda, un reciente estudio de la Universidad Tecnológica de Pereira, demostró que el 33% de la población menor de diez años tiene problemas de desnutrición global. Estos niños viven especialmente en la zona rural, donde los niveles de subdesarrollo y atraso son apenas comparables con los indicadores que se observan en África, tal como lo ha manifestado el propio gobernador del Departamento.

“Frente a un tema tan crítico, la Corporación se ha sumado a esfuerzos relacionados con seguridad alimentaria. Hicimos parte en el gobierno pasado del plan ejecutado por la Gobernación, mientras en este periodo estamos trabajando de la mano con el programa RESA de la Presidencia de la República”, recordó Arias, quien agregó, que este programa se ejecuta en los municipios de Mistrató, Guática, Quinchía y Pueblo Rico y está orientado especialmente a las poblaciones indígenas.

“Aunque tenemos la mejor buena voluntad de trabajar en programas de seguridad alimentaria y de luchar contra el hambre, nuestros recursos son bastante limitados y, por lo tanto, los impactos no son lo suficientemente fuertes para enfrentar con éxito esta crisis de carácter humanitario, que sólo es posible superarla con políticas nacionales que direccionen gran parte de los esfuerzos presupuestales para vencer la miseria, y que el sector privado asuma un papel mucho más protagónico”, puntualizó Alberto Arias Dávila.

No hay comentarios.: