lunes, 19 de octubre de 2009

EL HAMBRE Y LA POBREZA TAMBIÉN TIENEN CAUSAS AMBIENTALES, AFIRMA DIRECTOR DE LA CARDER, ALBERTO ARIAS DAVILA

La pobreza y el hambre en el mundo no se han erradicado por una actitud irresponsable e insolidaria de quienes tienen el poder de hacerlo y que representan esencialmente a las sociedades más desarrolladas del planeta. La afirmación la hizo el director de la CARDER, Alberto Arias Dávila, a propósito de la jornada mundial contra la pobreza.

Señaló que es inconcebible que 1.100 millones de personas, que representan el 17% de los habitantes de la tierra estén padeciendo hambre, mientras que el avance de la tecnología y la revolución verde han permitido que hoy haya una sobreproducción alimenticia a nivel mundial del 20%, la que se destina como materia prima para comida de animales o para la producción de etanol.

El director de la Corporación Autónoma Regional del Risaralda, aseguró que los distintos gobiernos del mundo, no han hecho lo suficiente para erradicar la pobreza y el hambre.

Arias Dávila dijo que además de la desigualdad e iniquidad social, el inmenso desequilibrio económico y la concentración de la riqueza; las constantes afrentas a los activos ambientales y a los recursos de la naturaleza, hacen parte de las causas multidimensionales de la pobreza.

“El medio ambiente no puede seguir siendo la cenicienta de las políticas públicas y no puede tener una participación tan marginal en la inversión estatal como ocurre en Colombia”, anotó Arias, quien agregó que si al medio ambiente lo respetamos y entendemos que él es parte sustancial del desarrollo humano, entonces será más fácil unir esfuerzos para combatir la pobreza y erradicar el hambre de nuestro planeta, objetivo que por el momento no será fácil de alcanzar debido a las consecuencias de la crisis económica mundial.

Para el caso específico de Risaralda, Alberto Arias consideró que se debe construir una propuesta de seguridad alimentaria que no quede anclada únicamente en la distribución de comida, sino en la construcción de un modelo productivo que beneficie a las comunidades más pobres y cuya sostenibilidad en el mediano plazo esté garantizada por el Estado.

“En las zonas rurales y en áreas urbanas marginales de Risaralda se presentan graves problemas de desnutrición que afectan especialmente a los niños, con lo cual estamos desperdiciando las capacidades intelectuales de gran parte de la nueva generación. Una persona mal nutrida no es capaz de enfrentar los retos del desarrollo, quedará rezagada frente a los avances de la sociedad y atrapada en la pobreza “, puntualizó el director de la CARDER.

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